La formación de los futuros músicos es un objetivo de La Pamplonesa. Hoy la acompañan alumnos destacados del CPM “Pablo Sarasate”, con un programa muy exigente que rompe cualquier prejuicio sobre la importancia de este repertorio y sobre sus autores, todos ellos de primera fila mundial.

 

La Quintessenza (1997) de Johan de Meij (1953-), sugiere el concepto medieval de la Quinta Esencia, el 5º elemento junto a los clásicos: tierra, agua, fuego y aire. Tiene 5 secciones sin pausa: una fanfarria (Introduzione), una variante burlesca del mismo motivo (Capriccio), una sección lírica central (Arioso), otra más rítmica y misteriosa (Alla marcia) y el Finale, igual que la primera y que cierra así el círculo. La marcha cristiana Hybris(2018) de José M. Fayos Jordán (1980-) está dedicada a J. Vicent Egea y su obra Catarsis. Su título griego sugiere “desmesura”, una violenta transgresión de los límites impuestos por los dioses al hombre mortal y terrenal. The year of the dragon (1984) de Philipp Sparke (1951-), es un encargo de la Cory Band, la mejor Brass Band del mundo. Con tres partes, la primera Toccata, es pura energía. La segunda, Interludio, es muy hermosa y la tercera, Finale, es virtuosismo inglés en estado puro.

 

Las Danzas Armenias (1976) de Alfred Reed (1921-2005) tienen un claro aroma popular: Hov Arek (La súplica del campesino) es una escena pastoral en la que los labradores piden la brisa que mitigue el calor y sus penas. Khoomar, un típico nombre femenino armenio, describe una boda con un tema ligero y alegre. Por último, Lorva Horovel es una canción que refleja las labores físicas y espirituales del granjero. Hay momentos enérgicos y una lenta canción central que sugiere la distancia de su hogar, antes de un rápido y dramático final. El poema sinfónico Spartacus (1989) del belga Van der Roost (1956-), está basado en el gladiador tracio que el cine mostró con la imagen del recientemente fallecido Kirk Douglas. Posee tres secciones: una de carácter oriental y enérgica, la segunda más íntima y amorosa y la tercera más agresiva y marcial por la revuelta de esclavos que dirigió contra Roma. Tras la derrota, la vuelta a la calma sugiere la crucifixión de sus hombres y el recuerdo del tema amoroso, su último pensamiento. El final es brillante y poderoso, digno de tan ilustre personaje y de este concierto.

Luis María San Martín