Hoy es un día muy especial para nosotros por varios motivos: será la primera vez que toque la banda al completo tras el confinamiento obligado de varios meses, en los que de manera individual cada músico ha trabajado para ofrecer hoy su máximo rendimiento. Nos echábamos de menos entre nosotros. Y también por tener el privilegio de inaugurar este escenario de la Ciudadela que fomentará la programación cultural tan castigada en este lapso de tiempo y que es igual de imprescindible o más que otras realidades. Quizá no alimente el estómago, pero lo hace con el espíritu, que es lo que nos da fuerza y nos sitúa en el lugar del que venimos para no olvidar nuestras raíces.

Por eso, la banda ha preparado un concierto exclusivo de música Km. 0 y con “Denominación de Origen”, para homenajear así a todas las víctimas de esta terrible pandemia que nos sigue acechando pero que no va a poder con nosotros. La primera parte la protagoniza el maestro Turrillas, quien formó parte de La Pamplonesa durante 50 años, la mitad de la vida de esta Asociación ya centenaria. Desde su Barasoain natal y su Pamplona de adopción compuso centenares de obras que han levantado el espíritu festivo de todos los navarros por el mundo. Su música activa en nuestro interior los resortes necesarios para que ésta se convierta en el emblema de nuestra fiesta. Y lo hace de una manera propia y particular, con una forma de componer que ha marcado un hito del patrimonio musical popular navarro. Su música tiene un poder unificador y alegre, con un carácter conciliador que une norte y sur de nuestra comunidad fusionando la Biribilketa, un pasacalles de carácter alegre en ritmo de 6/8, con la Jota de la ribera navarra, de ritmo más vivo y bailable en ¾. Una necesidad que él supo solucionar musicalmente y que debe servirnos de ejemplo a todos nosotros. Obras como Viva Pamplona-Gora Iruña, Aquí la Veleta, Navarra Canta o Colorín son características de su particular estilo. Y también el pasacalles Aupa Osasuna, dedicado al equipo de nuestra tierra y que últimamente nos está dando muchas alegrías. En su despedida de la banda en 1980, dedicó estas palabras sinceras y nobles como lo era él: “Han sido cincuenta años muy bonitos, porque creo que para cualquier navarro es un orgullo tocar en La Pamplonesa”.

Desde la fundación de la Banda de Música La Pamplonesa en 1919, su primer director D. Silvanio Cervantes tuvo claro que la música navarra debía tener un gran protagonismo en esa nueva agrupación de carácter civil. En los primeros años, él mismo compuso buena parte del repertorio de baile, popular y festivo de la banda con obras que fueron calando en el imaginario musical colectivo de Pamplona y Navarra. También contribuyeron a ese repertorio autores como Joaquín Maya y Nicasio Albéniz, que escribieron obras específicas para La Pamplonesa. Y muchos otros en el devenir de la banda; Ha sido una obligación interpretarlo y hacerlo crecer en obras nuevas o adaptaciones, como lo hicieron los posteriores directores Fernando Berruezo, José Cervantes, Manuel López, Saturnino Sorbet, Ricardo García y en la actualidad Jesús Garisoain y J. Vicent Egea. Y no solo nuevas composiciones, sino las de  autores como el lumbierino Joaquín Larregla y el pamplonés Pablo Sarasate. Y otros como Julián Romano, Pedro Iturralde, Koldo Pastor, Jesús Echeverría, Carlos Echeverría, Carlos Lizarazu y un largo etcétera. Y también miembros de la banda que desde dentro hicieron sus pinitos compositivos pensando en ella. Me vienen nombres a la cabeza como Clemente del Hoyo, Jesús Remírez, Josetxo Rodrigo y por supuesto, D. Manuel Turrillas.

Por eso, la segunda parte del concierto contiene obras de autores navarros de nacimiento o adopción. La primera, la jota La Pilindros de Silvanio Cervantes. Después la rapsodia humorística vasco-navarra Brochazos de 1919,compuesta en los años 40 por el clarinetista y miembro de la banda Clemente del Hoyo. Contiene varios temas pamploneses, como el del Pobre de Mí o los toques de timbal que acompañan a la corporación municipal. También contiene un zortziko, una jota y el tema de Silvanio Cervantes La primera piedra, obra compuesta en 1920 con motivo de la colocación de la primera piedra del II Ensanche pamplonés el 29 de noviembre de ese año. La fecha de 1919 del título es un guiño a la fundación de La Pamplonesa y desde entonces es una de las obras más interpretadas por ella. La siguiente será la Jota de concierto Viva Navarra de Joaquín Larregla. Compuesta en 1895, se sabe que La Pamplonesa la interpretó el 11 de diciembre de 1949 en el Teatro Gayarre, con la dirección de José Cervantes y acompañado por “Los Amigos del Arte” dirigidos por Saturnino Sorbet.

Después, la adaptación del Zapateado del ilustre pamplonés nacido en el número 51 de la calle San Nicolás Pablo Sarasate. Compuesto alrededor de 1880, la primera vez que la interpretó la banda fue el 15 de septiembre de 1996, año de presentación de su director titular J. Vicent Egea y dirigido por él mismo en un concierto en la Plaza de San José, un magnífico rincón de la ciudad. El propio Egea es el autor de las Variaciones Agur Jaunak, que sirven de despedida y homenaje. Compuesta en 2007, fue estrenada por la banda Haize Berriak de Alsasua. Como el propio Egea la describe, “Me interesó el tema del Agur Jaunak porque ofrece muchas posibilidades de ser desarrollado en diferentes ritmos (zortziko, arin arin, ezpatadantza, fandango vasco...)”. La primera interpretación por parte de La Pamplonesa fue el 17 de febrero de 2008 y la última y más especial, en el concierto conmemorativo del centenario de la banda el pasado 26 de octubre de 2019 en el Navarra Arena. Ante miles de espectadores y acompañado de todas las agrupaciones (Orfeón, gaiteros, txistularis, dantzaris, comparsa de Gigantes y Cabezudos) que llevan consigo el nombre de Pamplona, fue el colofón a los primeros cien años de la banda y ahora inicia su segundo siglo de vida dentro de esta “nueva normalidad” o como queramos llamarla.

Luis María San Martín