PINOS DE ROMA

NOTAS AL PROGRAMA

Uno de los platos fuertes del ciclo de La Pamplonesa es su colaboración con el CSMN, implicándose en la formación de los futuros músicos profesionales. Todo un lujo para los alumnos como para el público, que disfrutará de las transcripciones para banda del repertorio sinfónico del compositor boloñés Ottorino Respighi (1879-1936).

Respighi fue uno de los autores más exitosos a nivel mundial en el primer tercio del s. XX. Estudió piano, viola, violín y composición en el Liceo Musical de su Bolonia natal y después recibió clases de orquestación en Rusia de Rimski-Korsakov: “No fueron muchas, pero ejercieron gran influencia sobre mí”. Recibió halagos de sus maestros “Respighi no es un alumno, sino un maestro”(Rimski-Korsakov) y de la crítica “uno de los temperamentos más sobresalientes que pueden encontrarse”. Su prestigio aumentó con sus transcripciones de obras del pasado y de su música escénica, dirigiendo sus propias obras. En 1913 ocupó la Cátedra de Fuga y Composición en el Liceo de Santa Cecilia en Roma: “He ganado la oposición de Roma y partiré en pocos días. ¡Me duele abandonar mis viejas costumbres, mi casa, el estudio y mis amados libros!, pero creo que no estaré mucho tiempo allí”. Sin embargo, acabó agradeciendo su estancia: “¿Dónde podría yo encontrar otro lugar que me apoye tanto como la Academia de Santa Cecilia?”. Su lenguaje musical es moderno e innovador, único y muy personal. Le interesaron todos los géneros musicales, escénicos y sinfónicos, pasando por la música religiosa, el ballet y la música para Banda.

Es el caso de Huntingtower (1932), dedicada a la Asociación Americana de Bandas de Música. En memoria de John Philip Sousa, se inspira en una visita al castillo escocés. Con el sobrenombre de Balada para Banda, representa la música tradicional escocesa en cuatro secciones que describen aspectos como el tema lúgubre y sombrío de su inicio. También sus dos torres fortificadas construidas en los s. XV y XVI, entre las cuales dice la leyenda que saltó una doncella para que su madre no la sorprendiera con un sirviente. Por ello el castillo es conocido como el del “salto de la doncella”. También en 1932 se estrenó en la Scala de Milán la ópera coreográfica Belkis Reina de Saba, que narra el relato bíblico de su visita al rey Salomón y de las que Respighi creó dos suites musicales. El sueño de Salomón es místico y exótico a la vez, con alusiones a Scherezade de su maestro Rimski-Korsakov. Igual ocurre en La danza de Belkis en la aurora. La Danza Guerrera es más extrovertida y poderosa y la Danza orgiástica se presenta a través de una trompeta que precede al desenfreno y a un final apoteósico.

Años antes, Respighi dedicó varias obras a Roma, la ciudad que tan bien le había acogido. Pinos de Roma continúa la serie iniciada con Fuentes de Roma y que más tarde cerraría Fiestas Romanas. El primer movimiento, Los Pinos de Villa Borghese, representa niños ruidosos que juegan a ser soldados y que marchan entre los pinos del jardín. El segundo, Pinos cerca de una Catacumba es un canto majestuoso a modo de salmodia realizado por los instrumentos graves dada su naturaleza subterránea. Los Pinos de Gianicolo es una escena nocturna con pájaros junto al templo del Dios romano Jano, en la colina que lleva su nombre. Por último, Los Pinos de la Vía Apia evoca la majestuosidad de los pinos que recorren la gran Vía Apia. Amanecer cubierto de neblina: una legión avanza por la Vía Apia bajo el resplandor del sol que recién se asoma hacia la colina Capitolina. Los cuatro lugares son descritos por Respighi con singular efectividad y un gran colorido. Este año se cumplen cien años de su estreno en 1924 en la ciudad eterna.

Luis Mª San Martín Urabayen