NOTAS AL PROGRAMA
El baile es una de las formas más perfectas de comunicación con la inteligencia infinita. Cuando bailas puedes disfrutar el lujo de ser tú mismo. (Paulo Coelho). El baile puede revelar todo el misterio que la música concede. (Charles Baudelaire). Los bailarines son los atletas de Dios. (Albert Einstein).
Siguiendo la colaboración con Instituciones Educativas Artísticas, La Pamplonesa despide el año junto a más de cincuenta alumnos de la Escuela de Danza del Gobierno de Navarra. Un Ballet Navideño que es una gran oportunidad para que los futuros profesionales sientan la emoción de mostrar todo lo que son capaces de expresar. Hay que felicitarse por estar aquí y agradecérselo a quien lo ha hecho posible.
Desde tiempos remotos, la danza ha expresado las más profundas emociones humanas y a través de la historia (e incluso ahora), cada cultura o civilización celebraba con ellas cada acontecimiento vital. En el Renacimiento, adquirió una complejidad mayor con pasos y figuras por parejas que requerían un aprendizaje. Después, el ballet adquirió un componente teatral en sí mismo, sin texto, un drama danzado integrado por música, trama y acción. En cuanto a la danza española, su recorrido va desde las puellae gaditanae que menciona el griego Estrabón, pasando por los entretenimientos de los califas árabes de Al-Andalus, las danzas cortesanas del Renacimiento como la zarabanda, la chacona o la folía, o las danzas litúrgicas (seises) de algunas catedrales (como la de Pamplona). En el s. XVIII el bolero, derivado de las seguidillas, ocupaba la vanguardia de los bailes españoles de sociedad. Entre ellos, la escuela bolera o danza clásica española, una estilización de las danzas regionales que tuvo gran éxito en el s. XIX. En el s. XX Antonia Mercé “La Argentina”, bebió del flamenco, el folclore y la escuela bolera para bailar a grandes maestros españoles como Granados, Albéniz o Manuel de Falla.
El repertorio incluye obras principales del ballet y la música. Como aperitivo, la obertura de El murciélago, del vienés Johann Strauss -hijo-, estrenada en Viena el 5 de abril de 1874. También el ballet del soviético Sergei Prokofiev, Romeo y Julieta, adaptación de la obra de Shakespeare. Estrenado en Leningrado en 1940, su música es sublime, por momentos delicada y sensual, por momentos desgarradora. O El Amor Brujo, estrenado como ballet en 1921. Su autor, el gaditano Manuel de Falla, describió la Danza ritual del fuego: “Candelas coloca unos inciensos en el brasero que está en mitad de la escena. El humo se alza, todas bailan a su alrededor. Un búho irrumpe en la escena haciendo que el aire se arremoline; cuando desaparece, la danza acaba”. Y el célebre Cascanueces de Chaikovski, que narra el sueño de una niña a quien le han regalado un cascanueces con cabeza humana la noche de Nochebuena. En la suite, numerosas danzas (como la de Los Mirlitones) confluyen en el delicioso Vals de las Flores. El estreno fue en el Teatro Mariinski de San Petersburgo el 6 de diciembre de 1892 (ahora hace 130 años), por lo que es tradicional representarse en estas fechas.
Luis M.ª San Martín Urabayen