LOS SANFERMINES DE LA PAMPLONESA
03/11/2020Navidades clásicas
24/11/2020LOS SANFERMINES DE LA PAMPLONESA
03/11/2020Navidades clásicas
24/11/2020La zarzuela es un género musical que en su momento hacía las veces de noticiero, con cierta dosis de sentido del humor, sátira y crítica social. Para este concierto que La Pamplonesa ofrece en torno a la festividad de San Saturnino, se han reunido pequeños extractos y selecciones instrumentales de los títulos más conocidos y apreciados por el público como El Asombro de Damasco, la Boda de Luis Alonso y muchos más. Pequeños bocaditos que configuran un suculento menú.
PROGRAMA
NOTAS AL PROGRAMA
Aunque la zarzuela ha ocupado gran parte del repertorio de La Pamplonesa a lo largo de sus ya 101 años de historia, desde el año 2004 es una tradición ligada a la festividad de San Saturnino. Será la decimoséptima vez que se celebra este concierto en esta época del año, algo que muchos pamploneses esperan. Y esta vez a pesar de las circunstancias en las que nos encontramos, lo cual dice que este género puede con todo. Eso sí, con todas las garantías de seguridad, como debe ser.
La zarzuela es la más genuina manifestación del teatro musical español, adoptando la forma de otros géneros líricos europeos que tuvieron su apogeo en el siglo XVIII como el Singspiel alemán, la Opera buffa italiana, la Opera-comique francesa o la Opera-ballad inglesa. Ya en el s. XIX, se relacionó con la opereta vienesa y francesa, si bien el origen de la zarzuela se remonta al siglo XVII, a la época de Felipe IV. Ligada al Palacio de la Zarzuela, el teatro en el que se realizaron las primeras representaciones se ubicaba en un paraje cubierto por gran cantidad de espinos y zarzamoras, de ahí su nombre. Si en esta primera época alcanzó gran importancia, su esplendor llegó en la segunda mitad del s. XIX, con la restauración y construcción de teatros que atrajeran al gran público. La inauguración del Teatro de la Zarzuela en 1856, tuvo un papel decisivo. Autores como Oudrid, Barbieri y el tudelano Joaquín Gaztambide fueron los primeros de una larga lista de nombres que coparon los teatros hasta las primeras décadas del siglo XX. A finales del s. XIX, la zarzuela grande y el género chico, de menor duración, representaban gran parte del ocio de la sociedad española. Sólo en Madrid había más de treinta teatros, con una producción total de más de cinco mil obras. Las representaciones del género chico seguían el modelo del teatro por horas, con cuatro sesiones diferentes diarias de una hora de duración, lo que facilitó el acceso a todas las capas sociales.
Entre los elementos más característicos de la zarzuela está el texto en castellano, lleno de casticismos y expresiones que el público siente cercano y que hizo que se arraigara tanto y tan rápido hasta bien entrado el s. XX. El repertorio que hoy interpreta La Pamplonesa pertenece al periodo de máximo esplendor, entre el último tercio de s. XIX y el 1º del s. XX. Las obras muestran las características propias que lo acercaron al público: melodías pegadizas, sensibilidad y un toque humorístico en sus notas. Están representados algunos de los bailes del momento -fandango, seguidilla, pasodoble-, así como momentos instrumentales representativos -preludios, marchas, intermedios-. Grandes “hits” del género que han llegado casi intactos hasta nosotros y que la mayoría reconocerá.
Además, hay cuatro números muy especiales acompañados por la voz de la soprano María Ayestarán; cuatro perlas del género entre las muchas que posee. La primera es la “Canción de Paloma” de El barberillo de Lavapiés, con música del maestro Francisco Asenjo Barbieri. Estrenada con gran éxito en el Teatro de la Zarzuela el 19 de diciembre de 1874, en este número una de las protagonistas de la obra relaciona su nombre con el de esa castiza calle madrileña. “Como nací en la calle de la Paloma, ese nombre me dieron de niña en broma. Y como vuelo alegre de calle en calle, el nombre de Paloma siguen hoy dándome”. La segunda es la célebre romanza de Pilar “La carta” de Gigantes y Cabezudos, con música de Manuel Fernández Caballero. Estrenada el 29 de noviembre de 1798 en el Teatro de la Zarzuela, aquí la protagonista Pilar imagina y anhela el contenido de una carta enviada desde el frente por su amado Jesús y que ella por sí sola no puede leer. “Me dirá que me quiere de veras, que soy mona y rica. Me dirá que al rezar no se olvida de la Pilarica”. Después, el chotis de La Gran vía, con música de Joaquín Valverde y Federico Chueca, compositor madrileño que da nombre al célebre barrio que limita con la Gran Vía. Estrenada en el Teatro Felipe de Madrid el 2 de julio de 1886, fue el gran éxito del momento y el chotis uno de sus números principales. “Que placer es bailar y mover el cuerpo así. Y poder apreciar la melodía del chotis”. Y la guinda final, la romanza “Carceleras” de Las hijas del Zebedeo, el gran éxito del verano del 1889 en su estreno el 9 de julio en el Teatro Maravillas de Madrid, con música del maestro alicantino Ruperto Chapí. Aquí, su protagonista suspira también por su amado. “Al pensar en el dueño de mis amores, siento yo unos mareos encantadores. Bendito sea aquel picaronazo que me marea”.
Luis Mª San Martín Urabayen