“Verdi tiene explosiones de maravillosa pasión. Es cierto que su pasión es brutal, pero es mejor ser excesivamente apasionado que no serlo en absoluto” (George Bizet, 1859)

El primer concierto de 2022 de La Pamplonesa está compuesto por transcripciones para banda de algunas de las principales óperas escritas en la plenitud del Romanticismo del s. XIX. Están presentes varios preludios y oberturas, fragmentos instrumentales que anteceden a la acción y presentan los temas que luego aparecerán en el transcurso de la ópera. Su función era familiarizar al público con las melodías que luego serían cantadas.

Vincenzo Bellini (1801-1835), junto con Rossini y Donizetti, fue uno de los compositores más brillantes de la ópera italiana belcantista. Durante su corta vida escribió diez óperas y muchas permanecen en el repertorio. Su fama se basa en las largas frases líricas de los cantantes y en la gran agilidad vocal que su música exigía. Su obra maestra, Norma, contiene la célebre aria Casta diva, una de las más destacadas del repertorio belcantista. Con libreto de Felice Romani, se estrenó en la Scala de Milán en diciembre de 1831. La acción transcurre hacia el año 50 a.C. en las Galias durante la ocupación romana. Su título hace referencia a su protagonista, Norma, sacerdotisa e hija del jefe de los druidas que se enamora de un oficial romano. Escucharemos su conocida obertura, en la que están algunos de los principales temas de la obra. El alemán Richard Wagner (1813-1883) reinventó la ópera como drama musical, generando en toda Europa enfervorecidos partidarios pero también grandes detractores. Pero hay unanimidad en que sus óperas son únicas y diferentes al resto. Wagner llamó a su estilo Gesamtkunstwerk “la obra de arte total” que uniría drama y música, tal y como ocurría en la tragedia griega. Como componente principal está el tema o asunto dramático, en su caso basado en la mitología. También el texto y la orquesta, basando la música en función de los diferentes timbres orquestales a través de un leit-motiv o motivo conductor asociado a cada personaje y ambiente. Y la voz, tratada de forma especial y diferente al resto de autores. También la escena, con todo lo necesario para dar vida al drama. Por último, es necesario un público fiel que sepa reconocer todo lo anterior. Wagner escribió los libretos de todas sus óperas, dada su formación literaria y atraído por leyendas germánicas medievales y sagas escandinavas asociadas a lo germánico. Ahí se encuadra Tannhäuser y el torneo de trovadores del castillo de Wartburg (su título completo), una de sus obras más populares y un gran reto para cualquier orquesta o banda de música. Basada en un poema de Ludwing Tieck, se interpretó por primera vez sin éxito en Dresde en 1845. Su héroe, Tannhäuser, vuelve a Alemania desde el reino de la diosa Venus y compite en un concurso de canto por la mano de Elisabeth, su antiguo amor. Al cantar las alegrías de la carne más que las del espíritu, es desterrado. Finalmente la pareja se reúne al morir. En el tercer acto se encuentra el Coro de Peregrinos, acompañados de brillantes escalas descendentes, uno de los más intensos y emocionantes momentos de la historia de la música.

No hay dudas sobre Puccini (1858-1924) como el principal compositor de ópera de finales del XIX y principios del XX. A él pertenecen obras como Turandot, La Boheme, Madame Butterfly o Tosca. En el caso de La fanciulla del West (La chica del oeste), está ambientada en el oeste americano. Compuesta en 1910 y estrenada en Nueva York, se trata de un western al uso pero hecho antes incluso de que existiera el término. Aquí hay melodías de inspiración americana junto con temas indígenas pentatónicos que estimularon a los llamados “compositores de música americana” como Copland, Gershwin o Grofé y a los compositores de música para el cine de las décadas centrales del s. XX. Quizá sea una de sus obras menos conocidas, pero posee mucha sensibilidad y emoción como corresponde a estas fechas. La Traviata es una de las óperas que impulsaron la figura del italiano Giuseppe Verdi (1813-1901). Basada en La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas (hijo), su estreno se produjo el 6 de marzo de 1853 en el teatro La Fenice de Venecia. Ambientada en el París de mediados del siglo XIX, resultó totalmente contemporánea para la sociedad del momento. Su famoso brindis es uno de los momentos más relevantes. Aquí escucharemos el Preludio del 1º acto, dramático y nostálgico en su inicio pero cargado de lirismo melódico, e incluso un poco de humor, en la segunda sección. Por último, la suite de la ópera Carmen del francés George Bizet (1838-1875), una de las más importantes del género operístico. El libreto de Henry Meilhac y Ludovic Halévy está basado en un relato de Prosper Mérimée, contemporáneo de Bizet y buen conocedor de España, en especial de Andalucía. La acción transcurre en Sevilla a mediados del s. XVIII, siendo su estreno en la Opera Cómica de París el 3 de marzo de 1875, pocos meses antes de la muerte de su autor. Mérimée introdujo el gusto por lo español en la música francesa, incluso antes de que floreciera en la propia península un nacionalismo musical importante con figuras como Albéniz, Falla o Granados. La suite está formada por varios de los principales temas de los que consta la obra. Entre ellos, la célebre Canción del Torero, la Jota Aragonesa y la Habanera, basada en El arreglito de Sebastián Iradier, músico alavés del que se sirvió Bizet para dar brillantez a la entrada de la protagonista.

Luis M.ª San Martín Urabayen