La música para banda se caracteriza hoy por una generación de compositores que, en las últimas décadas, han enriquecido este repertorio con interesantes composiciones originales. Uno de los más importantes de esta larga lista de autores es, sin duda, Jan Van der Roost (1956-), a quien La Pamplonesa ya ha dedicado conciertos monográficos en 2004 y el último en enero de 2007, hace justo 15 años. Nacido en Duffel (Bélgica), estudió trombón e historia de la música en el Instituto Lemmens de Lovaina, en el que hoy es profesor y director de su Banda de Música. Continuó sus estudios de dirección y composición en los Conservatorios de Gante y Amberes. Es profesor invitado en el Instituto Shobi de Música en Tokyo y en la Universidad de Arte de Nagoya en Japón. Sus obras pertenecen a todo tipo de géneros y estilos, incluyendo oratorios, conciertos para solista (uno de guitarra dedicado a Joaquín Rodrigo), obras para orquesta sinfónica, ciclos de Lieder y numerosas obras para orquesta de viento. Exclusivamente compone por encargo.

Precisamente, uno de sus principales encargos fue Olympica (Obertura de Festival para Banda), a petición de la Banda de Nagano (Japón) en 1992, como dedicatoria a su director Ikuo Inagaki. La obra se basa en tres temas principales: una fanfarria de metales y campanas que simboliza la celebración; otro Allegro en el que cada sección muestra su técnica y que representa el trabajo y entusiasmo de los músicos de dicha agrupación; y el tercero, un coral que representa la belleza de la ciudad de Nagano y que en su parte final reúne los temas anteriores de la obra de forma grandiosa. Según su autor, “por su diversidad de temas e ideas, es una obra fascinante digna de una celebración”. Puszta (1987) es una suite de 4 danzas independientes que recrean el ambiente popular húngaro, al estilo del “folklore recreado” de Béla Bartók y que también hicieron Brahms en sus Danzas Húngaras, Dvorak en sus Danzas Eslavas y Liszt en sus Rapsodias Húngaras. La “Puszta” es una vasta pradera en Hungría donde los zíngaros utilizan caballos como transporte. La alternancia de temas más temperamentales con otros más melancólicos, así como los cambios de tempo, son típicos de la música zíngara. Para La Pamplonesa tiene cierta carga simbólica, ya que fue la primera obra del actual repertorio original para banda que interpretó allá por enero de 1995 en el OSCUS, bajo la dirección de Jesús Garisoain.

Dynamic es un fiel exponente del particular estilo del compositor belga. Nace del encargo en 1997 de una planta industrial japonesa para que su banda la interpretara para celebrar su 40 aniversario. El hecho de que una fábrica tenga una banda de música puede resultar extraño, pero era habitual también en Europa, como en las regiones mineras de Inglaterra. La fanfarria inicial de los metales nos sitúa en el contexto de la celebración, mientras que el resto de la obra representa el frenético ritmo de trabajo de la fábrica y el perfecto ensamblaje de todas las piezas. La Toccata Festiva (1994) fue un encargo del Campeonato de Bandas de Música de Holanda. Históricamente, la Toccata es una de las primeras obras exclusivamente instrumentales, primero con un carácter más o menos improvisado y después como una forma más estructurada, tal y como ocurre en esta obra. Dividida en tres secciones (rápido, lento, rápido), parte de la obra está escrita en modalidades antiguas para referirse al periodo de tiempo en el que este género musical tuvo su origen con ese nombre, allá por la segunda mitad del s. XVI.

Por último, el poema sinfónico Spartacus está basado en el personaje real del gladiador de origen tracio que el cine dio a conocer con la imagen de Kirk Douglas. Estructurado en tres secciones ininterrumpidas, la primera tiene carácter oriental debido a su origen y posee mucha energía como corresponde a un gladiador. A partir de la serena intervención de la flauta se muestra su lado más íntimo, con un tema cálido que recrea sus sentimientos hacia la esclava Varinia y que luego desarrolla todo el conjunto. La sección final es agresiva y marcial para describir la revuelta de esclavos que él mismo dirigió contra la opresión de Roma. Tras la derrota, una pequeña vuelta a la calma representa la crucifixión de los supervivientes. El retorno al tema amoroso en el corno inglés, su último pensamiento antes de morir. El final es brillante y poderoso, digno de tan ilustre personaje. Esta obra debió escucharse aquí hace justo dos años junto a los alumnos del Conservatorio Pablo Sarasate, pero el confinamiento lo impidió. Hoy representa un nuevo comienzo y la normalidad que todos necesitamos.

Luis M.ª San Martín Urabayen