[:es]“Célebres transcripciones” – Solista: Luis González (Teatro Gayarre, 19 de marzo)[:]
07/03/2016[:es]»Música para la imagen-cine», colaboración con la Escuela Joaquín Maya[:]
26/03/2016[:es]
Habrá excepciones, pero todos tenemos dos labios: superior e inferior. Los labios son la herramienta básica del trompetista, el lugar en el que se asienta la boquilla, a través de la cual convergen aire y vibración… de labios. En teoría, no hace falta mucho más para tocar la trompeta. En teoría, todos tenemos dos labios, todos respiramos (y por ende, somos capaces de soplar), por lo que todos somos trompetistas en potencia. En teoría, claro…
Hubo mucha teoría de la práctica en la clase magistral que ofreció el trompetista valenciano Luis González (Silla, 1969) sobre respiración, vibración del labio, trabajo con la boquilla, calidad del sonido, ritmo… Ejercicios que partieron de lo más básico hasta alcanzar lo virtuoso, con una exhibición de flexibilidad y precisión que, claro, abrió bocas. Las mismas a las que hizo vibrar conjuntamente en una disciplinada sinfónica de pedorretas, porque «estudiar puede ser tan aburrido o divertido como hacer pedorretas con el labio», señaló González.
Estudiar puede ser muy aburrido, en efecto, pero tener como profesor con la vis cómica de Luis González facilita el trago cuando eres un chaval y lo último que quieres es estar tocando escalas toda la tarde. Eso sí, como en casi todo en la vida, al final no hay mayor milagro que el de la constancia, el esfuerzo y la concentración, «más valen diez minutos concentrados que una hora mala». Por eso González recordó que cuando se estudia, nada de móviles, ni televisor… ¡ni gato! (qué culpa tendrá el pobre).
Antes de subirse hoy al tablado del Teatro Gayarre a impartir el magisterio de la práctica, Luis González impartió ayer tarde el pedagógico frente a un amplio auditorio de trompetistas de todas las edades ante el que declaró: «Yo soy la trompeta; la trompeta sólo es un amplificador de lo que hago». En definitiva, la música está en nosotros, no el instrumento. Por eso, en aras de la buena música, «cabeza y concentración. Se trata de hacer la música técnica y la técnica musical». Hay que tocar de la forma más natural posible, «porque el exceso de información nos lleva a perder la naturalidad», y ahí es cuando empiezan algunos de los grandes problemas del músico, cuando en la relación entre instrumento e instrumentista se interponen algunos métodos (y/o profesores) inadecuados.
Sí, en teoría todos tenemos dos labios, pero no todos capaces de hacer hablar a la trompeta con la calidad de sonido y precisión con la que lo hizo el maestro Luis González en las dos horas posteriores de ensayo con ‘La Pamplonesa’. La teoría es una cosa y la práctica, otra bien distinta. Al escenario del Gayarre saldrá Luis con corneta, trompeta y, si insisten, quizá fliscorno, pero si lo ven antes o después, pídanle que les toque sólo con la boquilla. Según confesó, «la boquilla es el desnudo del trompetista». Y el suyo, es un desnudo bien sexy.
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