DANZAR LA NAVIDAD

NOTAS AL PROGRAMA

El baile es una de las formas más perfectas de comunicación con la inteligencia. Cuando bailas puedes disfrutar el lujo de ser tú mismo. (Paulo Coelho). El baile puede revelar todo el misterio que la música concede. (Charles Baudelaire). Los bailarines son los atletas de Dios. (Albert Einstein)

La Pamplonesa finaliza 2025 con su tradicional concierto de Navidad. Siguiendo su colaboración con Instituciones Educativas Artísticas, hoy es el turno de la Escuela de Danza del Gobierno de Navarra. Un Ballet Navideño, una oportunidad para que medio centenar de alumnos muestren su expresividad, en vivo y en directo, sobre el escenario del Teatro Gayarre. Hoy confluyen dos de las principales vertientes: la Danza Clásica y la Danza Española.

Desde tiempos remotos, la danza ha expresado las más profundas emociones humanas. A través de la historia (e incluso ahora), cada cultura o civilización celebraba con ellas cada acontecimiento vital. En el Renacimiento adquirió mayor complejidad, con pasos y figuras por parejas que requerían un aprendizaje. En el s. XVII en Francia, a través de Lully, se generaron tipos de ballets en los que la danza expresaba la acción dramática que intentaba describir. Después, el ballet adquirió un componente teatral en sí mismo, sin texto, un drama danzado integrado por música, trama y acción. Así llegó a las puertas del s. XX. Entre las danzas clásicas habrá de distintas procedencias como Noruega a través de Eduard Grieg o Hungría de la mano de Johannes Brahms. O el vals, incorporado a las danzas de salón a finales del s. XVIII, en dos versiones: una ligera del Fausto del francés Charles Gounod y otra calmada, triste y sugerente del finlandés Jean Sibelius. Y la célebre Danza de Los Mirlitones del ruso Piotr Chaikovski, estrenada en San Petersburgo el 6 de diciembre de 1892, hace ahora 133 años.

En cuanto a la danza española, su recorrido va desde las puellae gaditanae que menciona el griego Estrabón, pasando por los entretenimientos de los califas árabes de Al-Andalus, las danzas cortesanas del Renacimiento como la zarabanda, la chacona o la folía, o las danzas litúrgicas (seises) de algunas catedrales (como la de Pamplona). En el s. XVIII el bolero, derivado de las seguidillas, ocupaba la vanguardia de los bailes españoles de sociedad. Entre ellos, la escuela bolera o danza clásica española, una estilización de las danzas regionales que tuvo gran éxito en el s. XIX. En el s. XX se bebió del flamenco, el folclore y la escuela bolera para bailar a maestros españoles como Granados, Albéniz, Falla o Turina. En su esplendor, la Zarzuela contenía numerosos bailes de moda. Hoy percibiremos las seguidillas, ya populares en tiempos de Cervantes y que se incluyeron en el Teatro Español del s. XVIII. Bajo el nombre de Bolero se extendieron por España y Tomás Bretón las hizo lucir en La verbena de la paloma. Y el Zapateado, de origen andaluz en compás de 6/8 y tempo vivo. El nombre deriva del taconeo del danzante y son conocidos los de los navarros Sarasate y Sabicas, junto con el de La Tempranica de Gerónimo Giménez. También extraído de la zarzuela, escucharemos el brillante intermedio de La boda de Luis Alonso de Amadeo Vives.

Y, !!cómo no¡¡, números más “navideños” como el popular Hator-Hator, el célebre DO-RE-MI del musical y película The sound of Music (Sonrisas y lágrimas) de Rogers y Hammerstein. O el elegante Paseo en Trineo de Leroy Anderson y el espectacular End of the year Special de Andrew Pearce. Y como inicio, la obertura Liberty Fanfare del oscarizado estadounidense John Williams, estrenada el 4 de junio de 1986 para celebrar el centenario de la Estatua de la Libertad. La misma libertad que todos deseamos para el nuevo año 2026 que está a punto de comenzar.

Luis M.ª San Martín Urabayen